Sobre la supervisión y el acompañamiento de casos clínicos
Paulina Estrada Posada
En la formación de los psicólogos clínicos es importante que se creen espacios de discusión posterior a la educación formal, en los cuales cada profesional pueda reflexionar sobre su posición frente a la teoría y que contribuyan a un ejercicio profesional coherente. Todo con el fin de que el profesional ejerza desde la teoría, la evidencia y la experiencia, para así construir un conocimiento crítico, responsable y consciente.
El proceso de aprendizaje debe ser un compromiso continuo. A través del encuentro con el otro, los grupos de estudio y la revisión de casos clínicos se podría facilitar el abordaje de la teoría que en ocasiones puede resultar abstracta y difícil de aterrizar en la práctica clínica.
Es por esto que es valioso contar con la retroalimentación de otros y no trabajar aisladamente. De esta manera se puede evaluar el ejercicio clínico que inicia y contrastar la teoría con la realidad, identificar cuáles son sus limitaciones y sus virtudes, recordando que las teorías no son absolutas ni universales, que se constituyen dentro de una época y un contexto específico y que por lo tanto es necesario revisar qué lugar tienen en este contexto.
En palabras de Sember (1992)
Sentir y saber que uno ha acabado la carrera no equivale a sentirse psicólogo. Se puede tener el título, saberse licenciado, y al mismo tiempo sentir y pensar que uno no tiene preparación profesional para realizar la actividad terapéutica. Hará falta tomar contacto con la clínica, para comenzar a comprender hasta qué punto la formación del terapeuta, es un proceso del cual solo se conoce el principio. (p.1)